Cuando tenía 12 años mis amigas comenzaron a desarrollar
sus cuerpos y yo quedé más baja que todas ellas y sin pechos. Tenía la zona
completamente plana, como si nada pasara. Mi mamá decía que tenía que esperar,
que cada niña se desarrolla de una forma diferente y a su debido tiempo; pero
pasó el tiempo, cumplí 15 años y aún mis pechos no estaban marcados.
Sólo me crecieron un poco los pezones y empecé a usar sujetador
con relleno para que todos creyeran que tenía pechos normales como las mujeres
de mi edad. Fue a los 18 años, cuando
cumplí mi mayoría de edad, que hablé con mi madre para ponerme prótesis
mamarias. Ella no estaba convencida, pero con mi insistencia fue cediendo y
juntas empezamos a investigar el tema.
Descubrimos
que las prótesis mamarias son de diferentes marcas y que cada una otorga a la
zona del escote un semblante diferente. Entonces, planeamos tres
consultas con especialistas para hablar del tema y tomar una decisión.
En la
entrevista sólo un cirujano plástico se tomó el tiempo de explicarme las
diferencias entre prótesis mamarias, sus marcas y material. Decidí
que esa era el profesional que quería para mi cirugía.
Al mes
de la consulta, me pusieron las prótesis mamarias que habíamos elegido con el
cirujano y el resultado fue excelente. Me sentí completamente feliz
de solucionar un tema que me tenía tan acomplejada. Y lo primero que hice luego
de mi recuperación, fue salir de compras en busca de blusas que muestren mejor
el escote y poder lucirlo con seguridad.
Para
más información sobre prótesis mamarias, puedes leer el Sitio Web oficial de un especialista en el tema con amplia experiencia en Buenos Aires (Argentina).